miércoles, 27 de julio de 2011

You are my true love

Estaba entre la gente. Mecida por la multitud y sin saber exactamente que hacer. Él estaba allí y ella también.

El amor y la amistad se mezclaban en perfecta armonia. Sabía lo que había que hacer, pero no si podría hacerlo. A veces las cosas no son tan sencillas. Ni tampoco tan complicadas. Desde luego estaba segura de lo que sentía, estaba segura de que su corazón se salía de su pecho cada vez que le tenía enfrente.

Se fue arrastando. Su respiración empezó a ser más rápida. Se debía a los nervios. Al principio no estaba segura, pero desde que supo que él sentía lo mismo lo fue pensando, lo vió claro después de un tiempo. Su cabeza se había aliado con sus sentimientos, uniendo sus fuerzas. Ahora todo su suerpo le gritaban que lo quería. Que lo quería de verdad.

Estaba tan solo a unos pasos. Sus latidos se aceleraron sin que pudiera hacer nada. Él la miró. Ella le miró. Sus ojos se enfrentaron en una mirada risueña, confusa, llena de dudas, pensamientos y sensaciones.

Su historia juntos se remontaba a muchos años atrás, a cuando eran dos niños. Sus madres se conocían y ellos tuvieron que jugar juntos, aunque por aquel entonces no se soportaban. Ella se mudó al sur. Él se quedó en el centro. Dos vidas con amigos diferentes, colegios diferentes, anécdotas diferentes. Pero ella volvió al centro diez años depués y todas las diferencias parecían insignificantes. Era dos personas que pese a no aguantarse cuando eran pequeños, pese a haber vivido a cientos de kilómetros, pese a no haber hablado hasta entonces; tenían un vínculo especial, algo que ni la distancia ni el tiempo podrían separar jámas.

Eso pensaban mientras se acercaban hasta que se tuvieron uno enfrente del otro; entonces no valían palabras.

Durante esos últimos meses juntos se habían convertido en inseparables. Iban juntos a todos lados, no tenían secretos, no hacían nada si el otro no lo sabía. Desde luego era una hermosa amistad, pero ¿cuándo se convirtió aquello en amor? ¿cuándo se les escapó de las manos? Las miradas empezaron a tener un sentido distinto al de antes, los celos empezaron a surgir cada vez que le veía con otra. Todo había cambiado. Al menos eso pensaba ella y él no parecía negarlo. La complicidad, la lealtad y la confianza aumentaron su significado. Desde luego aquello se parecía mucho a una obsesión, pero ¿lo era? Cuántas veces tumbada en su cama se había preguntado si se habría obsesionado con él. Pero prefería pensar que era amor.

Sus caras empezaron a acercarse. Y se besaron. Fue corto, fugaz. Él sonrió.Ella empezó a correr.

No era como había esperado. Su peor pesadilla se había cumplido. Y si él no era el amor de su vida. Ya sabía que los cuentos de hadas no existían o al menos se lo había repetido a ella misma hasta la saciedad. Sin embargo, fue inútil, no le entraba en la cabeza no encontrar a su prícipe azul. Y ahora ya le había besado, el daño ya estaba hecho. Él la quería. Ella le rompería el corazón. Iba a hacerle a su mejor amigo lo que más temía que le hicieran a ella. Hacerle daño, dar donde duele, apuntar justo a los sentimientos, al lugar más vulnerable, al corazón.

Siguió corriendo, huyendo, intentando que el aire que le daba en la cara al correr desvaneciera todas las preocupaciones. Entonces lo vió. El acantilado. Muchos decidieron ir allí para acabar con su vida. ¿Ella haría lo mismo? "No, no podía huir. Debía enfrentarse a todo lo que había pasado" dió media vuelta y le vió. Él estaba allí, frente a ella.

-Lo superaremos- dijo, y la abrazó. La estrecho contra sus brazos. La quería como algo más que una amiga, pero no estaba dispuesto a perderla y si debía ser solo eso, que así fuera.

Ella, sin embargo, intentó separarse de él y le miró a los ojos. Entonces lo supo.Sí era amor, amor del bueno, del de amar. Eso sentía por él pero el miedo a quererle demasiado le hizo pensar que no le quería. Lo supo. Era enrevesado, pero era cierto. Sabía que aquello no duraría para siempre, que sufriría alguna vez por amor, pero así era la vida ¿no?

Se puso de puntillas y le besó.

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