jueves, 29 de julio de 2010

¿Algo más que amigos? III

Las siguientes tres clases transcurrieron sin que Luz se diera cuenta pues solo podía pensar en él. Aquella noticia sin duda la había trastornado: a Alex le gustaba Erica pero ella le había rechazado y lo cierto es que él se había lanzado porque era consciente de que no iba a volver a verla hasta cierto tiempo después, exactamente un mes, porque se iba de intercambio. Desde luego no entendía en que podía favorecerla todo aquello, pero Vera le había explicado que, si él se iba, le resultaría más sencillo olvidarle. Aquel argumento no le terminaba de convercer, pero era lo único a lo que podía agarrarse en ese momento; deseaba con todas sus fuerzas que su amiga tuviera razón.

Salió la primera de clase y se dirigió a un parque cercano. Allí tumbada conseguiría aclararse, o al menos eso esperaba. Siempre iba a aquel lugar cuando necesitaba pensar y este era sin duda una clara ocasión.

-No pienses que te vas a escapar de mi tan facilmente- sobresaltada, Luz se dió la vuelta y vió a Vera- ¿sorprendida?

-No... yo... solo...- carraspeó, para aclarar sus ideas- ¿me has seguido?

- Bueno, solo me he interesado por donde ibas y como parecías tan absorta en tus pensamientos he preferido no distraerte- acto seguido sonrió de tal forma que parecía un angelito recien caido del cielo- ¿vienes mucho por aquí?

- Vera... desembucha, ¿a qué has venido?- su mirada era determinante y sin duda no admitía bromas

-Solo quería explicarte como tengo pensado apartarte de la cabeza a Alex- Vera era simpática y guapa aunque no era una belleza, su estatura era normal y sus ojos marrones, aunque en ellos había una chispa de vitalidad que les daba un toque especial.Continuó hablando al no encontrar respuesta, ni para bien, ni para mal- debes fijarte en otros chicos y darte cuente de que ese idiota no es el único en el mundo- se notaba que nunca le había caído bien, aunque Luz no entendía la razón.

-Es que lo tiene todo, es guapo,- bueno quizás no fuera mister mundo pero su flequillo, que le cubría uno de los ojos, su sonrisa y su mirada tenían más que encandilada a Luz- simpático, inteligente,- Luz no estaba enamorada de él pero ciertamente le gustaba mucho- no se puede pedir más en un chico

-Sí que se puede, como por ejemplo que te quiera- hizo una pausa para reenfocar la cuestión, se había alterado al tener que hablar de él- verás Luz, tu eres una chica estupenda y hay mil y un tíos que estarían encantados de estar contigo, pero te has empeñado en que sea él, y ahora debes abrir de nuevo las puertas para que entren nuevos aromas, no sé si me explico- tragó saliva, miró a los lados, bajo la vista, y luego, al levantarla, continuó- eres fantástica y él no te merece, te lo digo con el corazón en la mano- parecía triste y abatida, como si estuviera cansada de luchar, aunque Luz no sabía contra qué.

-De acuerdo- ¿qué otra cosa podía decir viendola así?- lo intentaré, pero no prometo nada, además estoy segura de que exageras mil y uno son demasiado pocos...- las dos rieron cómplices de aquella pequeña broma. Al menos, Vera, ya no parecía tan triste.

-Perfecto- sonrisa triunfal- desde hoy mismo empezaremos; para ser más exactos, desde ahora- y sin previo aviso la engancho del brazo y se la llevó lejos a Dios sabe donde para hacer quien sabe qué.

Cierto tiempo después, tras haber andado largo trecho llegaron a un pequeño y coqueto café que para estar en el centro tenía muy poca gente dentro. Las sillas y mesas parecían antiguas, de otra época y Luz se preguntó cuantas historias habría vivido aquel hermoso mobiliario. Mientras, Vera buscaba un sitio al fondo donde menos gente hubiera y, ciertamente, no había nadie cerca de ellas. Se sentaron una enfrente de la otra y empezaron a hablar de sus vidas antes de conocerse, de sus sueños, sus aficiones, sus familias, sus amores, sus desengaños. Las palabras brotaban de cada una de ellas como si se conocieran de antaño, recordando anecdotas y riendose de todas sus meteduras de patas, eso sí, todos recuerdos compaertidos, que siempre serán de las dos.

Vera no podía dejar de pensar en lo mucho que le gustaba aquel chico y, sobre todo, en su negativa. Solo esperaba que a Luz no le pasara, pero sobre todo tenía claro que debía contarle que él todavía le gustaba.

viernes, 23 de julio de 2010

Vivir a todo color III

"¡Oh Dios mío! ¿cómo he podido?, ¡¿qué he hecho?!". Eso pensaba Eva mientras trataba de vestirse lo más rápido posible para poder llegar a su cita con Víctor por su cumpleaños. "¡Encima se me ocurre hacerlo el día de su cumpleaños!". Y mientras, ella, se terminaba de calzar en el ascensor de camino a su coche, estacionado en el aparcamiento de aquel hotel, le sonó el móvil.

-¿Sí?

-Hola cariño- maldita sea era él ¿me habrá pillado? No, imposible.- ¿donde has dicho que íbamos a cenar?-uf! Menos mal. Salvada.

-No recuerdo habértelo dicho

-¿Seguro?, yo recuerdo que era un sitio lujoso- desde el otro lado de la línea, Víctor, intenta sonsacarle el lugar donde irán esa noche, pero Eva es demasiado meticulosa. Siempre mide sus palabras. Jamás se le escapa nada. "Que fastidio, no lo voy a conseguir", pensó.
-Claro, porque es lo te he dicho, que era lujoso, pero no pienso decirte el nombre- nada no hay manera, no suelta prenda

-De acuerdo no importa nos vemos en tu portal y no me hagas esperar demasiado, adiós

-Ciao y hasta ahora- gracias a Dios que no se ha dado ni cuenta. ¿Qué habría pasado si llega a enterarse de que estaba con otro? Mientras lo piensa vuelve a sonarle el móvil.

-¿Sí?
-Hola guapa, ¿quieres que quedemos mañana?

-No sé, es que... he cometido un error al tomarme contigo la última copa, no debe repetirse, ¡no te das cuenta de que tengo novio!
-Y desde cuando es ese un inconveniente; no tiene porque enterarse si tu no quieres.

-Lo siento no puedo quedar contigo, tendrás que conformarte con ser mi amigo y olvida lo que ha ocurrido antes ¿de acuerdo?

-Vale, pero con la condición de que quedes conmigo para tomar un café

-Sí, claro, un café; ¡que más quisieras!

-Lo prometo, solo un café- después de un rato de silencio tenso él añadió- como amigos y nada más, ¿de acuerdo?

-De acuerdo... ¿donde quedamos?

-Pues en la Puerta de Murillo ¿ok? Ya sabes en el Museo del Prado

-De acuerdo, allí a las nueve

-A las diez y así nos tomamos unas tapas para cenar

-Pero...

-...y luego cada uno para su casa; lo prometo

-Vale...

-Ok, hasta mañana guapa

-Ciao, hasta mañana- la línea se cortó y Eva se quedó con la sensación de ser una bruja, aunque no era para menos, y es que los remordimientos la torturaban de tal manera que decidió contarle todo lo ocurrido a Víctor, bueno, puede que todo, todo, no, pero sí lo más importante.

En la misma ciudad y a la misma hora, pero a cierta distancia.

-Venga, anímate hombre, que te veo muy decaído- Jorge, el mejor amigo de Víctor, también esta pasando por un bache, pero el suyo es económico- ya verás como lo superamos.

-Sí, claro, como no. Y el mundo mañana cuando me levante habrá cambiado de color; ¡será rosa!

-No, por favor. ¡Que hortera!- Ambos explotamos en carcajadas. Jorge y sus salidas. Hace cuánto que no me reía así. Pero él siempre lo consigue.- Tenemos que celebrar tus cumpleaños con algo más que un par de birras, así que mañana te llevo a un sitio por la noche y luego nos vamos de fiesta, ¿qué te parece?

-Bueno, lo cierto es que no...

-Nada de escusas, esta vez no acepto un no por respuesta

- ¿Y cuándo lo aceptas?- Volvemos a reírnos de mí pequeña parida. Es el mejor.

-En tal caso mañana a las diez en la Puerta de Murillo del Museo del Prado
-De acuerdo. Allí estaré-y chocamos nuestras jarras de cerveza sin saber que mañana cambiará todo para mí. Ajenos a lo que se me avecinaba.

martes, 20 de julio de 2010

El primer amor (para una chica)

Quién no ha soñado alguna vez con ese chico perfecto, aquel que nos enamorará con solo una mirada pero al que no mostraremos lo que sentimos hasta que no podamos aguantar más, pese a que sabemos que en la mayoría de los casos no será así. Ese que estará dispuesto a hacer cualquier cosa por protegernos y que nos sorprenderá con explendidos, fantásticos y divertidos detalles.

Ciertamente es una fantasía, pero ¿y si un día se cumpliera?.

Por supuesto, y para empezar, sería necesario que ellos entendieran lo que nos gusta; como las citas románticas, las miradas dulces, apasionadas e interminables, tumbarnos en cualquier parte y mirar las estrellas y la luna o el sol y el azul del cielo mientras el corazón nos palpita desenfrenadamente porque sabe que él esta a nuestro lado, etc.

¿Pero qué es lo verdaderamente importante del primer amor?, para mí, la magía de tener esa sensación nueva y no lo digo precisamente porque sea una experta, pero estoy bastante convencida de que cuando nos enamoremos por primera vez sentiremos algo especial, e incluso el mundo tomará un color diferente, más intenso, más dulce, mas cálido. El día y la noche se fundiran y nuestra cabeza solo sabrá pensar en una cosa, en él. Y durante el tiempo que dure tendremos la absurda certeza de que será infinito y no tendrá límites en el tiempo.

¿Qué nos queda cuando acaba? Un vacío quizás, o ,tal vez, un recuerdo más; no, yo creo y confío en que si acaba sea una bonita historia, aquella que escribirías en un diario o contarías cada día a tu mejor amiga, un relato imborrable que guardaremos para siempre en alguna parte de nuestra corazón, este que en su día le perteneció pero que por lo que sea nos ha sido devuelto.

Puede que lo único que podemos hacer es disfrutarlo y amarlo como si realmente fuera para siempre, porque quién sabe, quizá lo sea; así que aprovecharlo y atarlo para que jamás se escape.