miércoles, 29 de junio de 2011

Entre luces y sombras IV

Poco a poco la luz del amanecer entró por la ventana y fue despertendola. Gema estaba un tanto confusa,  ¿todo lo que había pasado era un sueño? Bueno al menos era lo más lógico, pero aquel chico parecía tan real...¿cómo se llamaba?, ni siquiera lo recordaba, pero su voz, su rostro, sus palabras... "Bueno ¡basta ya, Gema!", pensó, "todo ha sido un sueño absurdo y sin sentido; eso es"

Era domingo y aunque no tenía que madrugar era demasiado temprano como para estar despierta a esas horas. Se levantó sin prisa, pese a que no recordaba haber hecho ejercicio tenía unas agujetas insoportables.

Estaba sola en casa porque sus padres habían ido a una conferencia de esas que hacen los médicos. Lo cierto es que estaba acostumbrada a estar sola así que no se le hacía demasiado raro. Después de desaynar se vistió y salió a dar una vuelta por el parque de al lado de su casa, en el que paseaba en su extraño sueño.

Mientras caminaba fue recordando cada detalle de aquel sueño, pero sobre todo a él, hasta le pareció oir su voz en aquel mismo instante. Un momento, de hecho, la oía de verdad. Gema, asustada, empezó a mirar a todas partes para encontrar al chico de sus sueños (literalmente).

-Gema, no puedo estar mucho tiempo aquí, pero lo que tengo que decirte es importante así que escucha atentamente- ella se dió la vuelta y le vió. Era real, estaba allí, así que todo lo que creía haber soñado era cierto ¿cómo era posible?- sé que no crees en nada que no pueda explicarse de forma racional pero debes creer en ello. Ayer descubriste más de lo que tu mente pueda asimilar pero tienes que saber ciertas cosas- aquello no pintaba bien. Ya estaba otra vez hablandole de cosas raras y fantasías imposibles.- Verás, en este mundo hay dos tipos de seres que se dedican a cuidar de las personas: las luces y las sombras- No podía más, no quería escuchar aquello

-Escucha Daniel- le interrumpió. Se había acordado de su nombre.- Sé que creerás que todo eso es cierto, que lo habrás leído en algún libro y te ha sonado tan bien que has decidido que es cierto- "como hacían todas sus amigas", pensó- pero es mi deber decirte que no es real

-Y es el mío decirte que si lo es; pero como no vas a creerme hasta que te lo demuestre... ¡allá vamos!-En ese preciso instante daniel cogió de la mano a Gema que, asustada, se quedó inmóvil por completo. De repente, con aquel contacto el mundo empezó a girar a su alrededor  sacuidendola levemente hasta que en un abrir y cerrar de ojos ya no estaban allí. No se sabe cómo habían llegado en dos segundos a lo alto de la estatua de la libertad, que por supuesto teniendo en cuenta que vivía en Madrid, no le pillaba cerca.

-Pero, ¿co-cómo ha-as hecho e-e-esto?


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