viernes, 21 de enero de 2011

Reflexiones en alto

¿Nunca os ha ocurrido que mientras estais caminando por una gran ciudad como Madrid os sentis solos, pese a estar rodeados de gente? Sé que es muy típico decir esto, pero la verdad es que para mi, es totalmente cierto. No puedo evitar pensar en las miles, que digo miles, millones de personas que están solas en esta triste, amarga, feliz y adorable vida.


Sí, sí, es absolutamente contradictorio pero pararos a pensarlo. Esta vida esta llena de momentos felices e inolvidables, fatidicos e improbables, que nos marcarán para siempre dejando un huella invisible, inborrable, que nos acompañará y que se hará notar cuando menos nos lo esperemos.


Somos pequeños titeres en el teatro de nuestra existencia, pero ¿quién nos maneja?


Debemos ser conscientes de que todo lo que nos rodea, también nos condiciona. Somos lo que vemos y oimos, un fiel reflejo del hoy y el ayer. Personas que construyen su carácter y que luchan por ser ellos mismos en un mundo que simplemente sabe poner etiquetas. Pequeñas fichas en el juego azaroso del vivir.


¿Sabemos realmente quienes somos o como queremos ser?, ¿tenemos claras las cartas que debemos jugar para ganar la partida?, de forma personal la respuesta es no, aunque estoy convencida de que más de uno opina lo mismo. De que no sabe que quiere, ni como conseguirlo.


Tenemos que creer en nosotros mismo y hallar nuestro verdadero yo. Suena típico y rimbombante pero es cierto. Tenemos que averiguar cual es nuestro camino sin que nada ni nadie a nuestro alrededor nos influya en la elección, algo complicado y, porque no decirlo, practicamente imposible.



Debemos colocar las fichas en su sitio, reconstruir el puzzle y crear nuestras propias reglas, pues al fin y al cabo quien juega somos nosotros.


Teniendo claro quienes somos, que queremos y quien nos rodea creo que podremos disfrutar plenamente de esta absurda y excitante vida, que hasta entonces nos manejará y soltará a su antojo, lastimandonos, en algunas ocasiones, y haciendonos dichosos, en otras.


Así que aprovechar cada ocasión para saber quien sois porque solo vosotros teneis la verdadera y única respuesta.

3 comentarios:

  1. no discrepo en tu reflexiones, pero...estan conectadas unas con otras?? No veo lo que puede influir el que la vida esté llena de momentos agridulces en que seamos unas marionetas...Quiero decir, la reflexiones me parecen buenas, pero ninguna tiene que ver con la otra.

    Y, amiga Elena...¡no es imposible elegir por uno mismo! Yo aún diría mas...¡no es muy difícil elegir! Tan sólo hay que tener las cosas claras. Y el no tenerlas, aunque nos disguste, nos hará elegir, no será un impedimento. Tan sólo que esa elección no será de nuestro agrado. La gente no es un impedimento para las decisiones. Como bien dices antes (y ahí te acabo de pillar), debemos tener en cuenta lo que nos rodea, pues...¿qué nos condicionará, si no? Estar condicionado por la generación, la etnia, el entorno o cualquier otro caracter social no es malo. Tan sólo es una forma de poder encajar en la sociedad. Haz caso a mis palabras...y usa las comas y tildes. Está francamente bien, pero la lectura se hará mucho más llevadera.

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  2. Creo que todos nos hemos sentido alguna vez como describes en la primera parte de tu entrada :P
    Gracias por tu comentario y decirte que puedes ponerte en contacto conmigo en Tuenti (estoy registrada como "Al otro lado del mar")o escribiéndome a luciaescritora10@hotmail.com. Un besazo y gracias de nuevo!

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  3. Lo importante de todo esto, y utópico a la vez, es que deberíamos de ser conscientes de cada momento vivido, segundo a segundo....pero el ser humano no es capaz.
    Ignacio, discrepo contigo. Es evidente que en cierto modod somos marionetas: en relación a lo que nos rodea o marionetas de nuestra propia mente, pero al fin y al cabo lo somos como seres tanto individuales cuanto más como seres sociales. Aunque realmente no es la propia vida la que nos manejará a su antojo como apuntas tu, Elena, pues somos nosotros mismos, muchas veces incoscientemente, quienes nos manejamos, lo que, en relación a lo primero que he apuntado, implica que la satisfacción sobre la vida nunca será al 100%
    ¡Besos guapa!

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