- ¿Crees que volverá?
-No, no creo que vuelva.
- Y ¿quieres que vuelva?
- No, no quiero que vuelva.
- Pero tú le querías. Os veía desde la ventana, juntos, abrazandoos. Parecíasis felices.
- Lo eramos. Pero, las cosas cambian. A veces debes dejar marchar a las personas a las que quieres y seguir adelante.
- No lo entiendo. Si le quieres, ¿por qué se va?
- Porque tenía que irse. Porque era el momento de que se fuera. Nunca queremos irnos, pero, al final, todos nos vamos.
- ¿Pero irse a donde?
- Pues, a un sitio mejor. A un lugar sin dolor, ni pena, ni tristeza.
- Y ¿por qué no vas con él?
- Porque yo todavía tengo que estar aquí. Ya me iré algún día y espero que, ese día, recuerdes esto. Pese a que alguien se vaya, debemos seguir adelante. ¿De acuerdo?
- Vale, pero no entiendo por qué.
- Ya lo entenderás.- La anciana sonrió a su nieta y le dió su muñeca.- Y, ahora, ¡a jugar!- La niña saltó de su asiento y corrió al jardín. Había perdido a su marido, al hombre que había amado durante toda su vida, pero le quedaba la esperanza de estar pronto a su lado. Sin embargo, hasta entonces, le tocaba disfrutar, disfrutar de la vida.
love never lasts
ResponderEliminarLo que más nos aproxima a una persona es esa despedida, cuando acabamos separándonos, porque el sentimiento y el juicio no quieren ya marchar juntos; y aporreamos con violencia el muro que la naturaleza ha alzado entre ella y nosotros.
ResponderEliminar(Nietzsche)
Quizás te diga un día que dejé de quererte, aunque siga queriéndote más allá de la muerte; y acaso no comprendas en esa despedida, que, aunque el amor nos une, nos separa la vida.
ResponderEliminar(José Ángel Buesa)